Jueves, 8 de octubre del 2020

Enrique Palacios Mendiburu: rendirse no es una opción

Peleó hasta el final. Su ejemplo de coraje, valor y amor por la Patria despiertan admiración y asombro hasta el día de hoy.

Enrique Palacios Mendiburu: rendirse no es una opción
“¡Nadie se rinde en este buque!”, gritó Enrique Palacios, a bordo del Huáscar y con múltiples heridas en el cuerpo.

Punta Angamos, 8 de octubre de 1879. El Huáscar se encuentra frente a la escuadra chilena. El pequeño monitor se bate a muerte en una lucha desigual. Los blindados Almirante Cochrane y Blanco Encalada lideran el ataque enemigo. A pesar del fuego, el Contralmirante Miguel Grau toma la ofensiva y trata de espolonear al Cochrane. El teniente segundo Enrique Palacios ocupa el puesto de telemetrista. Encargado de tomar las distancias, su ubicación era la torre de baterías. De pronto, suena un terrible estallido que alcanza a Grau, y le pone fin a su vida. La torre de mando queda inmovilizada y el timón inutilizado. Uno tras otro, los oficiales van cayendo en batalla. Todo es un caos, el humo se confunde con los heridos, los gritos, las noticias y las órdenes. Enrique Palacios es herido múltiples veces.

En el libro “Héroes y marinos notables”, editado por el Ministerio de Marina, se explica que los fragmentos de fierro ocasionados por una bomba enemiga le provocan a Palacios una profunda herida de 11 centímetros de longitud. Debido a ello se le trasladó a la sala de cirugía, pero volvió a la torre lo más rápido que pudo. Siguió dando órdenes y tomando distancias, hasta que otra bala reventó a sus pies y, al mismo tiempo, lo hirieron en los hombros. El fogonazo quemó su barba y sus manos. Así, continuó en la lucha. Subió por las troneras a la cubierta de la torre y nuevamente fue herido por tres balas de rifle, en los muslos y el brazo izquierdo.

Se cuenta que en estas circunstancias se le escuchó gritar: “¡Nadie se rinde en este buque!”, con la misma contundencia que cuando recogió la bandera peruana, caída en medio del combate, y la restableció en el tope del palo mayor del Huáscar, en señal de que la pelea continuaba.

VIDA MILITAR

Palacios venía de haber tripulado la Independencia, donde, luego de encallar mientras perseguían a la cañonera chilena Covadonga, gana la playa a nado. Su personalidad valiente, audaz y vehemente lo distinguieron desde sus primeros años en la Marina. Recién salido de la Escuela, participó en el combate de Abtao, a bordo de la fragata Apurímac, y su destacado comportamiento le permitió ser ascendido a Alférez de Fragata.


Atacado primero por reumatismo muscular y luego por un mal hepático que le impidió presentarse en su buque, Palacios dejó la Armada en 1873. Sin embargo, ante el llamado de la Patria en 1879, se reincorporó sin vacilar.

Así era Enrique Sixto Palacios Mendiburu, el héroe que nació en 1850 en Lima, estudió en el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, ingresó al Colegio Militar Naval en 1864, y falleció el 22 de octubre de 1879 en Iquique, a los 29 años.

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