Las empresas necesitan profesionales con conocimientos y estrategias en responsabilidad social.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) va más allá de que las empresas donen o financien a comunidades o poblaciones con pocos recursos. Se trata, sobre todo, de un conjunto de acciones que estas llevan a cabo para que sus actividades tengan repercusiones de cara a la sociedad.
“Las decisiones que se tomen a nivel empresarial sin ninguna política de RSE podrían afectar a sus distintos públicos y causar serios daños, aun actuando dentro de los límites que la ley permite”, explica María Matilde Schwalb, directora del Centro de Gestión Responsable de la Universidad del Pacífico.
ESTRATÉGICO
Actualmente, es muy importante que las empresas tengan una estrategia de responsabilidad social y a profesionales capaces de realizarla.
Para Kety Jáuregui, coordinadora académica del diploma internacional en Relaciones Comunitarias y Responsabilidad Social de la ESAN, las organizaciones que van a perdurar en el tiempo, son aquellas que logran tener un buen producto, utilidades, que logran un crecimiento acorde con las expectativas de la sociedad y que son amigables con el medio ambiente. Señala que “la adecuada comprensión de estos elementos y su correcto uso al interior de las empresas, se convierte hoy en día en elementos generadores de valor, y por lo tanto en factores críticos de éxito”.
El Perú, por ejemplo, es un país con muchos retos a la hora de hacer negocios. Según Catherine Torres, Directora Ejecutiva de Posgrados de la Facultad de Comunicación Universidad de Piura, el Perú las comunidades en muchos casos desconfían de la actividad empresarial como tal y las iniciativas para cambiar dicha situación deben partir desde el reconocimiento de las empresas de su participación en este problema.
“Se debe establecer plataformas de diálogo y compromiso para que las personas afectadas se sientan escuchados y considerados en el momento en que se trazan los objetivos directivos de las empresas. Estratégicamente es una oportunidad que tienen las empresas por legitimizar su actuar en las industrias donde operan y con ello, mantener los recursos disponibles para tener una rentabilidad sostenible a largo plazo”, enfatiza.
NUEVOS DESAFÍOS
Uno de los grandes retos de la Responsabilidad Social Empresarial es presentar de forma tangible los resultados a los directivos de las empresas para que puedan constatar con números reales los lineamientos de RS.
“Por otro lado, debemos reconocer que hay muchas iniciativas que las empresas solas no pueden lograr y para ello, se requiere de la participación del Estado en dichos proyectos. El desafío es entonces, poder conectar los intereses de los accionistas, la presencia del Estado en las comunidades y las expectativas de los públicos de interés de tal manera que se pueda beneficiar de la mejor manera a todos los actores involucrados”, añade Torres.
Además, es una realidad que en nuestro medio, en su mayoría los profesionales en RSE han ingresado a este campo, de manera reactiva (necesidad organizacional y/o personal) más que como producto de una acción planificada. “Esto hace evidente un déficit no sólo en estrategias adecuadas, sino también en formación y sistematización de experiencias. El riesgo que existe en este sentido, además de la pérdida de aprendizajes, es que “ el hacer y resolver” se imponga sobre el “cómo hacer mejor”.
En tal sentido, las acciones de RSE pierden efectividad generando pérdidas de recursos (económicos, materiales, humanos, etc), a las organizaciones y, en el peor de los casos, se convierten en fuente de riesgo y conflicto, por ejemplo por generar sobre expectativas o atender a demandas superficiales”, añade Jáuregui.