Viernes, 5 de junio del 2020

Los desafíos de la educación superior

Las instituciones, los estudiantes y el Estado son tres agentes importantes en esta nueva forma de educación superior.

Los desafíos de la educación superior
Hugo Díaz Díaz - Miembro del Consejo Nacional de Educación.

Hugo Díaz Díaz

Miembro del Consejo Nacional de Educación

Todo el sistema educativo se ha visto afectado por una pandemia. Las instituciones de educación superior no estaban preparadas para la educación a distancia. Se añade que la pandemia impactó en el desempleo. Comparado con el I Trimestre de 2019, según el INEI, más de un millón doscientas mil personas dejaron de trabajar en Lima Metropolitana; de ellas, 239 mil eran jóvenes de 14 a 24 años. Bajo ese contexto, el desafío que se enfrenta va por tres vías:

A. Las instituciones. Tienen que adaptar sus modelos de formación a una combinación de educación presencial y a distancia. Calificar a sus profesores, adecuar sus planes de formación a lo que son las necesidades al mercado de empleo e invertir en el equipamiento tecnológico que se requiere para que sus estudiantes que lo requieran cuenten con las facilidades para acceder al mismo.

Para los institutos y universidades elevar los estándares de calidad haciendo más pertinente la formación a las necesidades del mercado laboral es clave.

Pero no será fácil para muchas instituciones lograr esos estándares que exigen una inversión que posiblemente no podrán hacerla. Este año los ingresos por pago de pensiones disminuirá sensiblemente por el abandono de muchos estudiantes y por elevación de la morosidad en el pago de esas pensiones. Inclusive muchos institutos privados podrían no sobrevivir.

B. Los estudiantes. Deberán estar mejor informados sobre las características del comportamiento del empleo; pensar que no solo la opción es el empleo dependiente sino también el auto emprendimiento.

También deberían informarse sobre la calidad de las instituciones en donde desean formarse. Es vital que conversen con sus egresados, que indaguen sobre las posibilidades de empleo que tuvieron esos egresados, sus niveles de remuneración, su imagen frente a los empleadores. Tener en cuenta que los profesionales analógicos o con débiles competencias digitales y habilidades blandas tienen cada vez menos posibilidades de permanecer en el mercado laboral.

C. El Estado. Es indispensable pensar en algunas medidas de apoyo tanto a los institutos públicos y privados que lo requieran y reúnan unas condiciones básicas de calidad. Hay que tener en cuenta que el 70% de la matrícula de los institutos tecnológicos es privada. Habría que ofrecer refuerzos presupuestarios a los buenos institutos públicos y de créditos blandos para los buenos institutos privados para que superen el bajón de ingresos que el 2020.

En centros que cumplan con condiciones básicas de calidad y probada calidad e imagen ante el empresariado, el Estado podría fortalecer sus programas de becas y crédito educativo para la población más vulnerable y afectada por la emergencia sanitaria. Centros como SENATI, TECSUP, los administrados por Fe y Alegría, entre otros, podrían participar de estos programas.

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