Lunes, 24 de febrero del 2020

Bajas notas: ¿en dónde radica el problema?

Los problemas escolares en la adolescencia pueden tener múltiples causas.

Bajas notas: ¿en dónde radica el problema?
Durante la adolescencia, el alumno encontrará nuevas herramientas que lo harán más autónomo.

Con un nuevo año escolar que empieza, nuevos retos aparecen, especialmente en la secundaria. En este periodo en el que empiezan a lidiar con muchos cambios físicos, emocionales y hormonales, también se enfrentan a nuevas materias con las que no hubo un contacto previo como física o química y crece la presión por comprenderlo todo. Es aquí donde hay que observar cómo es el rendimiento durante el primer bimestre del año, pues padres y profesores pueden notar si surgen malas notas.

Por ejemplo, puede ser que de niño estuvo muy acostumbrado a la memorización y ya no es una técnica que le funciona o que no sabe cómo organizarse para estudiar. “La parte de su cerebro encargada de las funciones ejecutivas como la organización y planificación se encuentra en desarrollo y también suele darse un quiebre porque se dan cuenta de que lo literal no es importante, sino lo analítico, y tienen que adoptar una nueva forma de estudiar”, afirma Lucero Calderón, directora psicopedagógica de Tangram.

Según la especialista, es de esperar que alumnos que en primaria tuvieron muy buen rendimiento ahora en secundaria sus notas muestren un cambio. Esto no es un motivo de alarma, sino un indicador para mejorar las técnicas de estudio.

Aun así, cabe destacar que las causas no siempre son cognitivas, sino que pueden estar más relacionadas con el entorno. “El bullying o problemas en el sistema familiar como una separación de los padres puede generar aislamiento, introversión y también repercutir en el aprendizaje”, añade la psicóloga Janet Oliveros, directora del Centro Psicoterapéutico del Perú.


ABRE LA CONVERSACIÓN

Conocer el por qué sucedió es el primer paso, abriendo la comunicación, de tal manera que el adolescente pueda expresar sus sentimientos, razones y opiniones libremente; evitando castigar y regañar.

En hogares donde la educación fue muy rígida en la etapa primaria y muy cerrada al diálogo, estos niños, de adolescentes, pueden mostrarse más intolerantes a las reglas o esquivar conversar con sus padres, generando mucha tensión que los padres suelen no saber manejar.

En estos casos, Oliveros recomienda que los padres busquen alguna afinidad que les permita acercarse a su hijo o hija poco a poco. “Si le gusta la música, el deporte, el teatro, el cine o un artista específico puede ser el canal. Se trata de buscar alguna preferencia que pueda vincularme con mi hijo no solo de forma comunicativa, sino también afectiva. Los padres deben demostrar interés por lo que les gusta”.

Y, si se trata de familias con más de un hijo, otra forma de acercarse puede ser planear pasar un día, un almuerzo o una cena solo con él o ella y volverlo un hábito, para crear un espacio donde puedan conversar sobre lo que le gusta y lo que no.

“Una persona en un ambiente feliz y tranquilo graba la información. Un alumno triste, molesto, cargado con una familia que lo recrimina constantemente no va a dar resultados”, agrega Calderón.

ETAPA PARA DESCUBRIR

Otra forma de ayudar a los hijos en esta etapa es entender que existen diferentes perfiles para aprender y que no necesariamente la forma en la que les enseñan en el colegio, es como aprenden.

Hay que romper el paradigma de que el niño que estudia sentado sin moverse es el que aprende. Algunas personas son más visuales, otras más auditivas. Lucero Calderón añade que “hay chicos que pueden hacer la tarea escuchando música, otras que no, algunos prefieren sentarse en el piso y hay que dejar que estudie así. Hay que dejar que sean ellos mismos”.

PADRES Y PROFESORES

1. Agenda una reunión

Si hay cambios en las notas o un bajo rendimiento en prácticas o exámenes, conversa con el tutor(a), profesor(a) o psicólogo(a).

2. Delinea objetivos

¿Qué necesita mi hijo para comprender un curso en el que no le va bien? Saber qué se está haciendo en el colegio para ayudarlo es necesario.

3. Conversa

Una buena comunicación sobre cómo va evolucionando es vital para lograr los cambios esperados o, de lo contrario, determina si necesita acudir a consejería.

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