Química: formamos más que científicos para laboratorios

La carrera de Química pertenece a la Facultad de Ciencias e Ingeniería y obtuvo la acreditación internacional del Consejo Nacional de la Enseñanza del Ejercicio Profesional de las Ciencias Químicas, A.C. (CONAECQ), de México, en el 2014. Esta certificadora es un referente en la región y el mundo respecto a la enseñanza superior de esta materia.

Para los científicos que dirigen esta carrera, la idea de conseguir una acreditación internacional se concibió en el año 2007 y partió de la necesidad de autoevaluarse y saber cómo estaba su programa. Asimismo, les permitió generar espacios de debate y reflexión profunda, en donde se recogieron sus puntos débiles y fuertes.

“Para nosotros, la acreditación se convirtió en un proceso natural y oportuno. Estábamos renovando nuestra plana docente, por eso decidimos buscar quién podía revisar nuestro plan de estudios, y decirnos qué estaba bien y qué mal. El proceso es voluntario y se tiene que estar dispuesto a ser criticado. La agencia envió una comisión, que observó qué cursos teníamos, cómo y con qué los dictábamos: los laboratorios, el tipo de docentes, etc.”, recuerda Nadia Gamboa Fuentes, coordinadora de la Comisión de Acreditación de la carrera de Química.

La acreditación otorgada por el CONAECQ permite que los egresados de la carrera puedan acceder con mayor facilidad y confianza al mercado laboral mexicano, que es un país referente en la formación de científicos. Esta certificación también les otorga a los profesionales un sello de garantía para que se desenvuelvan con éxito y tranquilidad en la región latinoamericana.

“Es como si tuviésemos una línea base. Necesitamos esos estímulos, que son retos. En el 2019 vendrán a revisar el programa, porque estamos en proceso de mejora continua, mirarán lo que ellos recogieron en el 2014 y lo que tendremos cinco años después. Queremos que la carrera de Química sea reconocida entre los mejores programas del mundo”, puntualiza la profesora Gamboa.

La acreditación permitió también dar un seguimiento a los objetivos que busca la formación integral de sus estudiantes. Por esta razón, todos los años se revisa el plan de estudios. Además, se evalúa qué cursos deben abrirse de acuerdo con las necesidades actuales de los estudiantes, y se determina si los profesores son los adecuados para el dictado de determinadas materias.

“Tenemos un listado de las capacidades, habilidades, destrezas y competencias que un profesional químico debe desarrollar, y que debe estar también dentro del paraguas del modelo educativo de la PUCP. Debemos asegurarnos de que los contenidos ayuden a que el estudiante desarrolle todas sus competencias y no solo las científicas. Por ello, los profesores estamos inmersos en las capacitaciones, talleres y reuniones para desarrollar los programas de tutoría”, precisa la doctora Gamboa.

Cabe destacar que cuando se otorgó la acreditación a la carrera de Química, el Consejo Nacional de la Enseñanza del Ejercicio Profesional de las Ciencias Químicas, A.C. felicitó a esta especialidad por su nutrida biblioteca, sus modernos laboratorios, el grado académico alcanzado por sus docentes, que en su mayoría son doctores, así como por el dictado de cursos en inglés.