Reencontrarse con los amigos suele ser la principal motivación de regreso a clases.
Acompañar a mamá (o papá) a comprar los útiles, forrar los cuadernos, elegir la nueva mochila, volver a ver a los compañeros de colegio . En la mente de un niño, todo suma y genera expectativas sobre lo que será regresar a clases.
En general, durante la primaria, suelen mostrar mucho entusiasmo por diversas razones. “Quizás el más saltante está relacionado con el aspecto social, reencontrarse con sus amigos, o iniciar un nuevo grupo de pares donde el juego es lo que más resalta. También puede ser que el periodo de vacaciones ya cumplió su objetivo y desean cambiar de actividad e iniciar por ende las clases escolares”, comenta Patricia Yi Álvarez, coordinadora de psicología del Instituto para el Desarrollo Infantil – ARIE.
En otros casos, la causa puede estar en la poca flexibilidad a los cambios de rutina. “La flexibilidad de los tiempos que se dan en las vacaciones se terminan y significa volver a la rigurosidad de los tiempos, levantarse más temprano o tener que cumplir con tareas específicas es un cambio que algunos les afecta y toma tiempo adaptarse nuevamente a la rutina escolar “, añade Yi Álvarez.
¿NO ESTÁ ENTUSIASMADO?
Pero cuando otros aspectos pesan más como problemas en algunos cursos en el pasado, mucha presión académica o con alguna mala experiencia en el aula, algunos niños pueden volverse más reacios a querer retomar la rutina escolar. “Los horarios escolares largos, el calor o incomodidad dentro del salón, o el perderse sus actividades de juego favoritas son factores que desmotivan a los niños”, afirma Lucero Calderón, Directora del Centro Psicopedagógico Bilingüe Tangram.
Y aunque la motivación es un proceso personal e interno, sí es posible estimularla a favor de su bienestar. “Por ejemplo, en niños entre 9 y 12 años, se puede tratar qué los chicos mantengan el vínculo con sus pares, propiciando reuniones en casa o salidas durante las vacaciones. También ayuda que la familia se involucre el proceso académico de los hijos, sin que ellos lo sientan como una intromisión. Cuando esto ocurre, la probabilidad de adaptación al medio escolar en los años siguientes es bastante alta, generando incluso ganas de compartir”, explica Pamela Paez Trujillo, psicóloga clínica del Departamento de Psicodiagnóstico de Aletheia Internacional.