ABP: la metodología que equilibra la tecnología y la práctica

En los últimos años, el encargo de las tareas escolares ha ido cambiando. Y en ello ha tenido influencia la tecnología, el cúmulo de información con el que hoy se cuenta gracias a los buscadores de Internet. Actualmente, los chicos ya no buscan, por ejemplo, una biografía o un episodio histórico sumergidos en los libros de los hermanos mayores o en la biblioteca del colegio. Hoy lo hacen todo con un clic, sencillamente digitando el área del saber que necesitan investigar.

PRÁCTICA Y TEORÍA

Una de las propuestas metodológicas que equilibra la tecnología con la práctica es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), en el que el docente ya no es el poseedor del conocimiento, sino que se convierte en un facilitador. Esto supone dejar atrás el modelo de enseñanza enciclopédico y convertir al estudiante en protagonista de su propio aprendizaje.

Santiago Cueto, doctor en psicología educacional e investigador principal de Grade, Grupo de Análisis para el Desarrollo, considera que el ABP es una herramienta que tiene mucho potencial. “La propuesta supera la concepción del aprendizaje divido en áreas para dar paso al desarrollo de habilidades que se inician a partir de un problema”, explica.

Este puede ser, por ejemplo, cómo sobrevivir como ciudad usando el agua de forma sostenible. A partir de eso y los conocimientos previos que los chicos tengan, harán investigaciones levantando información y entrevistando a profesionales que dominen el tema, haciéndose agentes activos de su educación.

EL ROL DE LA ESCUELA

“En tiempos de la Internet, en tiempos de redes sociales, y en tiempos de teléfonos móviles, pienso que la escuela debe ser el espacio donde se despierta la creatividad aquella que la de antaño hacía dormir, para la construcción de soluciones, de innovación y de felicidad.”, sostiene Lucía Acurio, Directora de Propósito Perú y Grupo Edutec, y experta en tecnologías en Educación.

Tal como propone el modelo ABP, Lucía considera que los estudiantes deben haber revisado desde casa conceptos y contenidos de ciencias, matemáticas y similares, para luego trasladarlos al colegio . A partir de ahí la escuela, “inicia verdadera su función de propiciar sesiones desafiantes a la imaginación, de la repetición a las interacciones, del aburrimiento al emprendimiento”, enfatiza.

En contexto, lo que la escuela debe propiciar es un sistema pegado a la vida real, que fomente la investigación y la capacidad de análisis, abarcando todo el plan de estudios, pero integrando una disciplina con otra con un propósito mayor: que ayude a los chicos a encontrar su pasión.

EL PAPEL EDUCADOR

El docente es un instrumento fundamental en el binomio alumno-aprendizaje por proyectos. Para el lingüista Eduardo Zapata, el educador debe ser un facilitador que ayude a convertir sistemáticamente el sílabo en situaciones-problema que desafíen a los estudiantes a encontrar las soluciones con la ayuda de Internet.

Asimismo, considera que no menos importante es recuperar el afecto en las aulas, pues es notorio el déficit de afectividad de los estudiantes. “La única forma de hacerlo es conectándonos con lo que los alumnos saben y con lo que les interesa, procurando siempre cubrir temas esenciales, pero privilegiando las competencias emocionales”, sostiene. Como vemos, los nuevos tiempos desafían a los chicos de esta generación. Y la tecnología e Internet juegan un papel importante.

CLAVES SOBRE EL ABP

Seguirá su propia velocidad: A diferencia de la enseñanza tradicional, los chicos deciden el ritmo en el que van adquiriendo conocimientos. El docente lleva el guion de la clase y el alumno es el actor.

Aprenderá haciendo: Como los estudiantes son los responsables de su aprendizaje, si se presenta algún inconveniente también deben resolver cómo van a continuar con el proceso.

Será dueño de su destino: Al tomar las riendas, el alumno se empodera de su vida. Desarrollar esta habilidad le servirá para definir cuál es el futuro que desea y qué debe hacer para conseguirlo.