Un equipo comprometido y flexible alcanza objetivos; una comunicación efectiva, sinergias.
El mercado laboral ha dejado de exigir únicamente títulos universitarios y conocimientos técnicos a los candidatos a una plaza de trabajo. Según un estudio realizado por ISIL, el 79% de los ejecutivos de recursos humanos valora más las habilidades blandas.
Para la psicóloga organizacional Tatiana Cuadros, “a cualquier nivel jerárquico la persona debe saber tomar decisiones diferenciando la importancia de lo urgente, para no abrumarse y bajar su productividad. (…) Además, debe ser capaz de adaptarse a nuevas indicaciones y objetivos”. Ser comprometido, trabajar en equipo, planificar y delegar son destrezas bien ponderadas.
LA INVERSIÓN MÁS RENTABLE
Aunque se trate de habilidades innatas, estas se pueden desarrollar con mucho trabajo y las instituciones educativas ya están preparando a sus alumnos para mantener una comunicación asertiva, orientarse a objetivos e interrelacionarse de forma efectiva con toda la organización.
“En las carreras de CPEL dictamos cursos que permiten formar, desarrollar y potenciar el juicio crítico, el pensamiento evolutivo, la capacidad de abstracción y de comunicación de nuestros alumnos”, sostiene Carlos Villa, director del programa CPEL de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).
A la par, cuentan con un grupo de cursos denominado Power Skills en el que perfeccionan habilidades de carácter personal requeridas para integrarse a equipos, colaborar con individuos y ejercer el liderazgo.