“No hay un orden para alcanzar tus sueños”
Miguel Ángel Esparta, profesor de las carreras de negocios de EPE de la UPC opina sobre la perseverancia.
La noche del 2 de noviembre del año 2000 era mi último examen de mi carrera en pregrado. A la par, trabajaba para un conocido operador logístico desde la 7 de la mañana. Además, por la tarde realizaba mi Secigra (Servicio Civil de Graduandos) en el Minjus (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos) y estudiaba en la universidad hasta las 10:30 de la noche. Por si fuera poco, ese año esperaba mi primer hijo, y en sesiones maratónicas tenía en una mano mis cuadernos y en la otra una maleta lista para recibir su llegada. Sin duda, vivía una vida al límite y llena de adrenalina, como estudiante, empleado y padre primerizo.
En medio de toda la vorágine de mi vida, me supe acoplar bien a un programa de educación superior que me permitió terminar mis estudios y cumplir con las responsabilidades de mi hogar. Hoy en día, este ritmo de vida no es ninguna novedad. El 73% de los jóvenes peruanos estudia y trabaja al mismo tiempo, tiene necesidad de cubrir gastos, aportar económicamente al hogar y realiza sus labores en un trabajo afín a la carrera que estudia. Buscan profesionalizarse, adquirir nuevas herramientas y crecer laboral y profesionalmente, haciendo un gran esfuerzo día a día.
Hoy, como docente de la universidad en la que trabajo, he podido estar del otro lado y conocer a los alumnos, sus inquietudes, los obstáculos que atraviesan, sus oportunidades y cómo las analizan. ¿Qué buscan en la universidad? ¿Qué los motiva a seguir estudiando? La respuesta casi siempre es la misma: la familia y el crecimiento profesional. Los motiva el deseo de seguir adelante, de forjarse un mejor futuro y obtener un título universitario que les abra muchas puertas.
Estas conversaciones con mis alumnos, siempre de manera informal, fuera de las aulas, me han permitido encontrar interesantes hallazgos. Por ejemplo, que este tipo de público siempre está en una permanente búsqueda de innovación. Quieren estudiar una carrera y obtener un título universitario que les permita encontrar mejores oportunidades laborales a futuro, lograr el ansiado ascenso y obtener una mayor experiencia, con una visión total de los negocios y la oportunidad de intercambiar experiencias con otros alumnos.
En este sentido, un programa de carreras profesionales para adultos que trabajan (Working Adult) se debería sostener en seis pilares: (1) exigencia y calidad académica; (2) metodología enfocada en el adulto (andragogia), siendo el alumno el maestro más importante dentro del aula, que se multiplica con el conocimiento lateral de cada compañero; (3) docentes con experiencia laboral, que con sus enseñanzas acerquen el negocio al aula; (4) carreras que responden a las necesidades del mercado, producto de una exhaustiva prospección que garantizará los niveles de empleabilidad a futuro; (5) servicios enfocados en las necesidades del adulto que trabaja, horarios, disponibilidad de espacios de estudio, horarios de atención extendidos, etc.; y (6) alta empleabilidad y la posibilidad de obtener un mejor posición en el mercado laboral.
En la universidad nos hemos esforzado por proporcionar a nuestros estudiantes una oferta educativa de excelencia mediante la actualización constante de nuestros programas, una planificación estratégica con “stakeholders” a través de comités consultivos y convenios que respalden la formación profesional, programas de rediseños de cursos en base a competencias, un potente programa de internacionalización para alumnos y lanzamiento de nuevas carreras, afines con las expectativas del mercado y con acreditaciones nacionales e internacionales que respaldan nuestra excelencia académica.
Hace veinte años que este tipo de educación para adultos se comenzó a gestar, en vista de que la demanda por profesionalizarse y titularse se hacía más imperante en un mercado laboral tan competitivo, siendo EPE el programa pionero de la categoría de Adultos que Trabajan.
Sin duda, los tiempos de hoy nos exigen más. La principal razón para estudiar un pregrado dirigido a un adulto es tener las herramientas para forjarse un mejor futuro profesional y personal. También les abre las puertas a la obtención de otras credenciales académicas, como seguir un posgrado a nivel de maestría, y luego de doctorado. No hay excusas para dejar de estudiar, el futuro depende de uno mismo, porque no hay un orden para alcanzar tus sueños.