
La creciente inversión en el sector ha permitido retomar proyectos importantes, como Quellaveco, en Moquegua.
Todos recordamos el famoso boom minero que vivió el Perú a partir del 2004. La inversión y producción crecían, al mismo tiempo que nuestras reservas internacionales. Sin embargo, la caída del precio de los metales y la crisis económica se encargarían de bajarnos de nuestra nube. Proyectos como Las Bambas, en Apurímac, quedaron en pausa. Catorce años después, ¿podría comenzar un nuevo apogeo minero?
Las expectativas hacia el sector minero aumentaron en los últimos días, tras anunciarse la continuación del proyecto de cobre Quellaveco, en Moquegua. Anglo American conversó con la población sobre la necesidad de contratar mano de obra local y promover empresas regionales como proveedoras.
Estas reuniones fueron respaldadas por el Ministerio de la Producción y el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Arturo Vásquez, director de Investigación de la Escuela de Postgrado Gerens, considera que el panorama minero cambió mucho tras el anuncio de Quellaveco. Si bien ya era importante para el país, se mantuvo mucho tiempo en cartera hasta que Anglo American autorizó iniciar su desarrollo. Víctor Burga, socio de Auditoría de EY Perú, explica que representa una inversión de aproximadamente US$ 6000 millones.
Otro proyecto que generó expectativa fue Mina Justa, en Ica, propiedad de Minsur y considerado el segundo proyecto de cobre a tajo abierto más grande en el Perú. El 22 de agosto se inició su fase de construcción, tras cuatro años de reingeniería. A su vez, los trabajos de ampliación de la mina Toromocho, a cargo de Chinalco, registraron un avance del 25% a finales de agosto, según el Ministerio de Energía y Minas.
A la par de Mina Justa, Minsur también avanza con la construcción de su planta concentradora B2 para incrementar la producción de estaño de la mina San Rafael, en Puno, que se encuentra en proceso de declive. Mientras tanto, Southern Peru Copper Corporation está por terminar la ampliación de Toquepala, cuya inversión se estima en US$ 1.250 millones.