Consumo de cigarro: ¡Enséñales a tus hijos a respirar limpio!

Apenas brotan los primeros granos en la cara, los adolescentes comienzan a explorar el cigarrillo y a crear hábitos de consumo. Saben que es pésimo para su salud, pero creen que se ve bien sostener un cigarro en la mano.

La presión de grupo, por supuesto, es un fuerte empujón para comenzar a fumar. Según la psicoterapeuta Tita Díaz, los adolescentes desarrollan hábitos en base a modelos. Así, si en el grupo social de amigos varios fuman, difícilmente alguno se quedará al margen. Si a esto se suma que alguno de los padres fuma, entonces ya está la justificación perfecta para que un adolescente lo haga también.

Alrededor de los 13 años un adolescente empieza con el hábito de consumo, pero a veces esto sucede a los 8 años, según la psicóloga Carmen Barco, coordinadora de Programas Preventivos Comunitarios de Cedro.

RECOMENDACIONES PARA LOS PADRES

► En primer lugar, si fumas, deja de hacerlo. No es fácil, obviamente, pero es necesario; no se trata solo de tu salud, sino también de la de tu familia.

► En segundo lugar, uno de los consejos de la psicoterapeuta Díaz es ayudar a los chicos a contrapesar las desventajas y las ‘ventajas’ de fumar. Analizar con ellos las enfermedades que acarrea y contrapesar qué tiene más sentido: parecerse al grupo, fumar, tener una falsa sensación de ser chévere por un tiempo y morirse o no fumar, hacer otras cosas que realmente son chéveres y vivir sano.

► Otra de las razones por las que un joven puede iniciarse en el tabaquismo es la inseguridad. En ese sentido, Marianella Sánchez, psicooncóloga de Oncosalud, dice que propiciar un ambiente de confianza en la familia ayudará bastante.

“Utilizar la comunicación adecuada y el vínculo afectivo recíproco y fuerte para que los adolescentes puedan expresar todas sus inquietudes, ayudará a que se sientan más cómodos para hacer preguntas y estarán más abiertos a recibir consejos sobre cualquier tema”, puntualiza la experta.