“Nos inspira el ejemplo de Miguel Grau”

Especialista en guerra bajo el mar, fue comandante del submarino BAP Islay y combatió en el Frente Ucayali. Tiene un MBA y un curso de política y estrategia en Chile, donde fue agregado naval. Jefaturó el SIMA, y en el Ministerio de Defensa fue Director General de Recursos Materiales para la Defensa.

Nuestro continente vive un periodo de relativa paz y cooperación. ¿Qué justifica la existencia de una Marina de Guerra en un contexto de escasos recursos que podrían reorientarse a educación y salud?

Si bien es cierto que el rol principal de las Fuerzas Armadas es garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial, también existe por mandato supremo otro rol de similar importancia: participar en el desarrollo económico y social y en la defensa civil. En ese sentido, la Marina de Guerra del Perú entrena constantemente para emplear sus capacidades y brindar una respuesta oportuna ante los desastres naturales y satisfacer las necesidades de nuestra población.

También apoya al desarrollo a través de la construcción metalmecánica, con puentes que conectan los rincones más apartados, por ejemplo. Y en cumplimiento a la política disuasiva de nuestro país, la Marina de Guerra mantiene una fuerza de magnitud adecuada, capaz de disuadir a terceros de perturbar nuestra paz.

¿A quiénes se enfrentan hoy, por ejemplo?

Hay nuevas amenazas que exigen actuar coordinadamente con otras instituciones del Estado, así como con los países vecinos, para erradicar el narcotráfico, la tala ilegal de madera, la minería ilegal, entre otros ilícitos. Lo mismo contra el terrorismo, que si bien ha disminuido, aún mantiene presencia en determinadas áreas del territorio nacional.

Otra de las contribuciones de la Marina es el Concepto Estratégico de Acción Social con Sostenibilidad para el desarrollo de las comunidades rurales asentadas en las cuencas amazónicas y el lago Titicaca, incrementando la presencia del Estado por medio de las Plataformas Itinerantes de Acción Social (PIAS), embarcaciones que recorren los ríos de la Amazonía desde el 2013, y desde el 2017 en el Titicaca, llevando diferentes servicios al poblador.

Avanza la modernización de unidades de apoyo logístico e investigación científica, pero ¿cómo marcha la renovación de fragatas y submarinos?

En el 2010 se tomó la decisión de modernizar las fragatas misileras. Se ha reemplazado equipos electrónicos y sistemas por productos que son mejorados día a día conforme a las exigencias operacionales de la Fuerza de Superficie. Por otro lado, se programó modernizar integralmente cuatro unidades submarinas, proceso que inició en julio del 2017 con el BAP Chipana a cargo del SIMA Perú bajo asesoramiento alemán.

Esta modernización permitirá instalar sensores como el sonar de flanco y equipo de medidas de apoyo a la guerra electrónica, equipos optrónicos como el periscopio, entre otros. Se ha contemplado instalar el sistema de combate ‘Kallpa’, concebido como parte de los proyectos de investigación, desarrollo e innovación de la institución. La modernización de la primera unidad submarina será concluida el segundo semestre del próximo año, teniendo proyectado concluir el proceso de las cuatro unidades a finales del 2024.

La capacidad industrial de la Marina de Guerra es conocida, así como su posicionamiento en el Pacífico Sur a través del SIMA.

El SIMA Perú, en los últimos años, ha desarrollado importantes proyectos de construcción e innovación tecnológica con gran impacto en el desarrollo social y económico del país. Uno de los más importantes proyectos es el Buque Escuela a Vela BAP ‘Unión’, que lleva la cultura peruana a los puertos del mundo.

También, el Buque Multipropósito, tipo LPD, BAP Pisco, que permite la atención rápida y efectiva mediante el desplazamiento de equipos, alimentos, agua y personal profesional para atender zonas afectadas por desastres naturales en auxilio de la población. Esta atención se fortalecerá aún más con el segundo Buque Multipropósito, el BAP Paita. Asimismo, las Patrulleras Marítimas BAP Río Pativilca, Río Cañete, Río Piura y Río Quilca, construidas en el SIMA-Chimbote, que fortalecen el cumplimiento de las funciones de búsqueda y rescate de personas desaparecidas. Además, control de ilícitos y la lucha contra el tráfico ilícito de drogas en nuestra jurisdicción marítima.

¿Cuál es la contribución de la Marina de Guerra a las misiones de paz de Naciones Unidas y qué lecciones obtiene?

La Marina de Guerra participa en Misiones de Paz activamente. Contamos con un Oficial como Adjunto Consejero Militar de la Representación Permanente del Perú ante la ONU; y de Oficiales y personal subalterno en el IV Contingente Militar de la Compañía de Ingeniería de Aeródromos del Perú y observadores militares e integrantes del Estado Mayor de la Misión en la República Centro Africana (MINUSCA). También tenemos observadores militares y Oficiales en el Estado Mayor de la Misión en la República Democrática del Congo (MONUSCO). La participación en misiones en otros continentes permite a nuestras fuerzas realizar operaciones con un estándar profesional adecuado.

La Marina nace con la independencia pero la historia recuerda acciones de valor antes de julio de 1821. ¿Cuál es su reflexión?

Nuestra marina republicana nace con la independencia durante el protectorado del General San Martín. Pero su existencia como institución organizada para la guerra en el mar data de fines del siglo XVI. Esta longeva historia que se inicia en el Virreinato del Perú permitió formar experimentados hombres de mar, quienes al llamado de la independencia volcaron sus talentos para alcanzar la libertad del Perú.

Como los hermanos Cárcamo, que capturaron el 17 de marzo de 1820 a la goleta Sacramento la primera unidad de la naciente Armada. Otro marino que resalta es el Vicealmirante José Pascual de Vivero, español de nacimiento pero pasado a las filas patriotas, cuya experiencia en la Real Armada Española le permitió, junto al Vicealmirante Martin Jorge Guise, delinear a la naciente Marina de Guerra.

▶¿POR QUÉ GRAU SIGUE SIENDO UN EJEMPLO DE VALORES?

Por su integridad en principios y valores. Su sinceridad y congruencia tanto de pensamientos como de acciones lo convirtieron en un ejemplo de hombre, con auténtica vocación de servicio, éticamente correcto y leal a su fe cristiana; reconocido por la sociedad con la que interactuó. Grau no es producto solo por su glorioso sacrificio en Angamos, aquella fecha fue el epílogo de una vida coherente y ejemplar, digna de ser imitada. Su ejemplo ha vencido a la muerte y al tiempo. Hablar de él a 140 años del Combate Naval de Angamos es prueba de ello.