Yefferson Llonto, del Instituto de Economía y Desarrollo, opina sobre los impactos positivos y negativos.
La aprobación de la ley permite el retiro del 95,5% del Fondo de Pensiones. En tanto, el 4,5% restante servirá para que el afiliado continúe accediendo a la atención de EsSalud. Esto será posible en aquellos afiliados que cumplan los 65 años de edad. La ley trae consigo que diversas entidades financieras empiecen su guerra comercial por atraer los fondos de los pensionistas. El impacto directo es el que busca captar el flujo de capital.
Esta situación generaría la desaparición del Sistema Privado de Pensiones y efectos en el PBI. Hasta ahora hemos observado los positivos: inyectaría dinamismo al sector inmobiliario, al generarse el acceso del fondo para la compra de vivienda, e inyectaría dinero y consumo a la economía peruana.
El primer efecto negativo, de acuerdo a la Teoría Intertemporal del Consumo, es que, en el caso peruano, preferimos el consumo presente al futuro. En ese sentido, el primer riesgo es que el afiliado consuma todo su dinero hoy sin dejar nada para el futuro, lo que ocasionaría un grave problema social, por la falta de cultura de ahorro y el comportamiento de corto plazo de los aportantes.
El otro riesgo es la presión de los amigos o familiares por prestar el dinero o iniciar un emprendimiento que no generaría la rentabilidad suficiente para una pensión vitalicia. Hay que tener en cuenta la magnitud del negocio y el ciclo de vida que requiere una mype para generar el retorno de utilidades óptimas.
El impacto en el PBI se vería reflejado a través de la caída de la inversión privada. Hay que recordar que las AFP invierten los aportes en diversos sectores, para generar rentabilidad, tanto para la empresa como para los aportantes. Este sistema es muy sensible a los ciclos económicos.