Rafael Martínez, gerente general de la Universidad Rafael Belloso (URBE) Internacional, nos brinda su opinión sobre la educación superior en el país.
El experto venezolano resalta la calidad de los programas en las instituciones de educación superior peruanas, pero considera necesaria una mayor flexibilidad en la normativa para la homologación de los estudios en el extranjero.
¿Cuánto ha avanzado la educación online en el Perú?
En el Perú hay un impulso de procesos formativos en línea. Estos pueden ser de educación continua, como cursos o especializaciones, que son conducentes a un certificado, pero también estudios formales, que llevan al grado académico de licenciatura, maestrías y doctorados. Desde el punto de vista tecnológico, el Perú cuenta con una apertura al conocimiento en el área de herramientas tecnológicas. Además, existe una predisposición al cambio organizacional y la sana competencia entre instituciones.
¿Cuáles son los países en América Latina que han logrado potenciar sus programas de posgrado online?
Un claro ejemplo es Brasil. Las grandes trasnacionales tecnológicas tienen sede latinoamericana en ese país. Esto permite que las universidades locales dispongan de estas herramientas con mayor facilidad. El Gobierno también asume políticas de Estado con una alta inversión en educación para que las universidades trabajen a la par de los países del primer mundo.
¿Qué le faltaría al Perú para llegar a ese nivel?
Lo mismo que a otros países de la región: se necesita un mayor entendimiento de la política en función de la educación a distancia. Hoy existe un gran intercambio de docentes y alumnos entre Europa, Estados Unidos, América Latina y otras partes del mundo. Sería interesante que esa misma intensidad se refleje en un libre intercambio legal de los conocimientos.
¿Cuál es el principal problema en este proceso?
Muchas personas con títulos en el extranjero sufren para validarlo en países como el Perú. Es importante entender que la política debe ser lo suficientemente permisiva para comprobar que el estudio realizado en otro país también cumple con las exigencias locales. Si una persona realiza un doctorado en línea pero desea homologarlo en el Perú, debe asistir de manera presencial, hacer algún curso de especialización o elaborar un trabajo de grado. Eso rompe con los esquemas de la educación a distancia.
¿Cuál es la diferencia entre la educación de posgrados online de América Latina y Estados Unidos?
Estados Unidos también se enfrentó a su adolescencia tecnológica y no fue inmune al cambio organizacional. Hay estudios de grandes universidades norteamericanas en contra de la formación online, fundamentando que no poseen la misma calidad y exigencia de la educación presencial, lo cual es falso. En la actualidad, poseen un presupuesto realmente importante para equipamiento tecnológico y sensibilización.
¿Las maestrías online son menos exigentes que las presenciales?
Esta idea es completamente falsa. Incluso he tenido una mayor exigencia porque el seguimiento es permanente. La comunicación en línea tiene que realizarse con una frecuencia diaria. Existen experiencias de formación presencial donde los profesores imparten conocimientos sin ningún tipo de control, excepto el primer y último día de clases. En línea todo es auditable, y desde cualquier parte del mundo.
¿Cuál es la tendencia metodológica de los programas online?
En primer lugar, tenemos el aprendizaje basado en problemas. No es un enfoque metodológico nuevo, pero sí muy interesante, porque destruye y reconstruye los conocimientos. Además, la tecnología nos ha permitido predecir muchas cosas gracias a la simulación de posibles soluciones a cualquier dificultad mediante herramientas como la realidad virtual.
¿Qué cambios necesita el sistema educativo peruano para los posgrados online?
Se tiene que contextualizar las normativas del país a las exigencias actuales de la educación a distancia. Se necesita una mayor flexibilidad en el reconocimiento de los grados académicos. Este es un rubro muy relacionado con romper las barreras del espacio y del tiempo.