
Instagram es el app que más chicos usan. Otras son: Facebook, YouTube y Sanpchat, según un estudio de la firma Niche.
¿Sabes qué aplicaciones usan tus hijos en su smarthphone o en su tableta? ¿Sabes con quiénes se comunica?
Un estudio de la firma internacional Niche indica que Instagram es las app que más chicos emplean. Otras son: Facebook, YouTube, Snapchat, Pandora, iTunes, Netflix, Facebook Messenger, Google+. Por otro lado, WhatsApp, LinkedIn y Twitter ocupan los últimos lugares.
Todo esto resulta provechoso. Es importante que los chicos se relacionen virtualmente con sus amigos, porque el mundo apunta hacia eso, porque es la forma de comunicación que los distingue. Pero es necesario tener reglas claras de uso: horarios, una prohibición de hablar con desconocidos, de ofender, de ejercer el ciberbullying, de revisar páginas con contenido inapropiado, etc.
El psicólogo clínico Walter Dávila, director de Psico Asesores, señala que es necesario conversar con el adolescente para establecer horarios de comunicación y no interrumpir con sus labores académicas o invadir su espacio personal.
Y ya que en el mercado existen algunas aplicaciones que no solo facilitan a los padres saber dónde se encuentran sus hijos, sino también con quiénes se comunican e incluso qué están haciendo “lo más recomendable es que estas apps se instalen en el móvil del adolescente previo acuerdo y no de manera autoritaria. De lo contrario, el hijo puede ver este acto como una aberración que pone en riesgo su libertad”, sostiene Dávila.
En cuanto al uso de las redes sociales, Jacqueline Rojas, coordinadora de la carrera de Psicología de la Universidad Privada del Norte (UPN), explica que si el padre vigila de manera exagerada lo que hace su hijo en las redes sociales y realiza críticas negativas, el adolescente puede optar por suprimir el contacto con su padre en diferentes medios. Y eso es contraproducente.
Lo que se necesita es un uso moderado tanto de las aplicaciones como de las redes sociales, para no perjudicar la relación padre-hijo. Además de mantener una supervisión constante, hay que velar por el buen desarrollo de la relación entre ambos, tal como lo afirma Walter Dávila. “Lo más importante es la confianza, el cariño y el respeto en casa. Los padres deben enseñar con ejemplos. Si el hijo ve que su padre maneja esos valores, que conversa con él y le da espacio, confiará en el padre y será difícil que haga cosas negativas. Hay un espacio que el padre debe llenar con amor y cariño y, si no lo hace, el hijo lo va a llenar con otras cosas”, puntualiza.