Jueves, 5 de octubre del 2017 CULTURA DE PREVENCIÓN

5 razones para un chequeo preventivo

Los chequeos preventivos del cáncer de mama son: autoexamen, el examen clínico, la mamografía y las pruebas genéticas.

5 razones para un chequeo preventivo
La hipertensión causa 9.4 millones de defunciones cada año en el mundo, por no haber realizado un chequeo preventivo, según la Organización Mundial de la Salud.

Un gran reto para los sistemas de salud es diagnosticar a tiempo una enfermedad, ya que así aumentan las probabilidades de curación o, incluso, se evita que surjan. Esto es posible solo mediante los chequeos preventivos, ya que podemos sentirnos muy bien, pero no sabemos si padecemos alguna enfermedad.

De acuerdo con la doctora Cecilia Medina, directora médica de Sanofi, con los chequeos preventivos se detectan enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión o la dislipidemia (colesterol alto). “También se logran diagnosticar males en fases asintomáticas, como la tuberculosis, parasitosis, enfermedades pulmonares o renales, entre otras”, agrega la especialista.

A continuación, algunos de los chequeos preventivos que se debe realizar para descartar enfermedades, según la edad y género:

1. En menores de edad

En el caso de los niños, Edison Ríos, pediatra de la Unidad de Chequeos Médicos de la Clínica Ricardo Palma, indica que durante el primer año de vida se debe realizar un control mensual que incluya somatometría (medidas del cuerpo), desarrollo psicomotor, régimen higiénico dietético y un control de vacunas.

“A los tres meses se hará una ecografía de caderas para descartar displasia (una anomalía de los tejidos); a los seis, un hemograma completo para descartar anemia; y al año, un examen parasitológico seriado, el test de Graham (para la búsqueda de oxiuros), un examen de orina, hemograma completo, ferritina y un control odontológico”, explica.

A partir de los dos años, los controles deben hacerse cada tres meses, mientras que cuando el niño cumpla los tres, la periodicidad aumentará a seis meses y debe incluir un control oftalmológico. Luego del quinto año, el chequeo debe ser también de colesterol, triglicéridos y glucosa, y se debe realizar cada quinquenio.

Adicional a ello, el doctor Abel Salinas, jefe de la Red Pediátrica de la Clínica Internacional, recomienda cumplir el calendario de vacunas. En caso de no hacerlo en las fechas establecidas, el experto asegura que “no hay problema si se administran durante los primeros cinco años de vida”. Pasado este tiempo, algunas ya no podrán aplicarse.

2. En jóvenes y adultos

En el caso de las mujeres que ya iniciaron su vida sexual o tienen 21 años, realizarse un Papanicolau permitirá detectar lesiones que podrían derivar más tarde en cáncer de cérvix, una enfermedad que, según el portal del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), detectada a tiempo tiene una probabilidad de regresión de hasta un 57%. Asimismo, a partir de los 30 años, las mujeres deben hacerse una prueba para la detección del VPH y, a los 40, una mamografía.

“Un examen preventivo a la vista también será necesario en los adultos a partir de los 40 años y debe ser realizado una vez al año. Este incluirá la determinación de la agudeza visual y la medida de la presión ocular”, subraya Daniel Espinoza, jefe de la Unidad de Chequeos Médicos de la Clínica Ricardo Palma.

En tanto, la doctora Maybee Ramos, jefe de Chequeos Preventivos de la Clínica Internacional, sostiene que los hombres mayores de 50 años deben prevenir el desarrollo del cáncer de próstata y descartar también el cáncer de colón, mediante una prueba que deben realizarse cada diez años. Lo importante es no esperar sentirse mal para cumplir con los consejos médicos.

3. En pacientes con antecedentes

En el caso de los pacientes con factores de riesgo, es decir, aquellos con mayores probabilidades de desarrollar una enfermedad, ya sea por las condiciones de vida que llevan o por antecedentes familiares, la doctora Medina recomienda realizarse exámenes con más frecuencia y a edades más temprana que las indicadas anteriormente.

Así, por ejemplo, en el caso de la diabetes, lo adecuado es realizarse un examen de glucosa a partir de los 45 años; pero si la persona tiene factores de riesgo (obesidad o padres con diabetes), lo ideal será hacerse el chequeo a partir de los 18 años.

4. Pruebas por edad

De 19 a 39 años. Es ideal que contemos con una historia clínica que incluya consultas sobre dieta, actividad física, consumo de alcohol, tabaco y drogas. También necesitamos un examen físico, otro oftalmológico y los de laboratorio, que verifican los niveles de hemoglobina, colesterol, glucosa y triglicéridos.

De 40 a 64 años. Debemos adicionar el examen de próstata, en el caso de los varones, y Papanicolau y mamografías, para mujeres, además de las vacunas Td (para el tétanos y la difteria), antinuemococica, contra la influenza, y el examen de Thevenon, para detectar sangre oculta en las heces.

De 65 a más. Necesitamos añadir pruebas para indagar sobre ataques isquémicos transitorios (conocidos como miniderrames cerebrales). Con respecto al examen físico, hay que agregar agudeza visual, audición, tonometría, auscultación de soplos carotideos y palpación de nódulos tiroideos.

5. El dilema de los chequeos

“En el Perú, cada cinco horas muere una mujer por cáncer de cuello uterino; la mitad de nuestros niños menores de 3 años tiene anemia, una de cada diez personas tiene diabetes y una de cada cinco tiene hipertensión”, indica la doctora María Sofia Cuba Fuentes, docente de la facultad de Medicina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, especialista en Medicina Familiar.

Muchos de estos problemas cursan asintomáticos por mucho tiempo, es decir, la persona no se siente mal y, por lo tanto, no siente necesidad de acudir al médico. Además, dice la doctora, no es fácil enfrentarse al miedo que puede provocar en algunos una visita al médico; ya que puede implicar el descubrir una enfermedad, que sin ser necesariamente grave generará la necesidad de una respuesta y de movilizar recursos personales o familiares.

Lo que nuestro sistema sanitario, tanto público como privado debería hacer es promover una característica básica de los buenos sistemas de salud del mundo: la longitudinalidad, que significa volver a la tradición del médico de cabecera, el médico de familia; aquel que nos conoce y conoce nuestro entorno y circunstancias y, por lo tanto, nos puede orientar sobre qué exámenes hacernos y con qué periodicidad son más beneficiosos para nosotros.

Los chequeos preventivos son actividades que se realizan usualmente en personas que se encuentran asintomáticas pero que tienen algún riesgo o un estadio inicial de enfermedad, cuya frecuencia varía por características como la edad; los antecedentes familiares, la situación socieconómica y otros.

De acuerdo al riesgo de cada persona, se deberían realizar exámenes de tamizaje (chequeo), de la mano de nuestro médico de cabecera para sentirnos más confiados. ¿Usted ya tiene el suyo?

  • 0
  • 0
  • 0