OPINIÓN: "La educación es tarea de todos"
Experto opina sobre la importancia de que toda la sociedad participe en la mejora de la educación.
Desde préstamos directos proporcionados por los centros de estudios, pasando por créditos de consumo con altas tasas de interés y hasta con el aporte propio de los padres, todo es válido. Sin embargo, habría que reflexionar sobre las condiciones en que estos se brindan y si son realmente beneficiosas para los estudiantes, teniendo en cuenta que al menos hasta mitad de ciclo recién inician sus prácticas pre profesionales y con estas la posibilidad de generar dinero.
Todas las opciones que existen de crédito para estudios deberían contemplar el financiamiento a cinco años con dos de gracia, debido a que los estudiantes recién desde el quinto ciclo de su carrera tienen horarios para trabajar y percibir ingresos que les permitan pagar la cuota del crédito.
Hay que señalar que las universidades deben ofrecer importantes descuentos a los alumnos que pagan el primer año con la combinación del ahorro familiar y el crédito bancario. Este esquema funciona si existió un ahorro familiar de al menos cinco años y un crédito bancario con tasas competitivas, esto es un 12% anual como máximo.
Entre las iniciativas estatales para el mayor acceso a la educación superior figura Beca 18, un programa eficaz de subsidio estatal para estudiar en instituciones privadas. Sin embargo, sería oportuno que los recursos estatales se concentren sobre todo en elevar la calidad educativa en las universidades e institutos públicos, mejor aún si reciben asistencia técnica y financiera de instituciones internacionales especializadas.
A fin de que estos financiamientos resulten provechosos para el estudiante se debe procurar que la cuota mensual del plan de pagos a la entidad bancaria –que incluye intereses y otras tasas- sea menor al costo de la cuota de la pensión universitaria.
En resumen, el crédito por el que se opte es útil si las cuotas del mismo son menores a las que se pagan en las universidades mes a mes. De lo contrario no tendría sentido el endeudamiento.
Artículo escrito por Juan Carlos Ocampo, especialista en Finanzas