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EntrevistaViernes, 22 de enero del 2016

"La universidad no es una academia"

Ricardo Cuenca, director general del IEP, nos cuenta los cambios que traerá la nueva Ley Universitaria en la educación superior.

Foto: Omar Lucas

El especialista y director general del Instituto de Estudios Peruanos, Ricardo Cuenca , nos explica todo sobre la nueva Ley Universitaria y los posibles cambios que traería su implementación en la formación académica. Cuenca, además, nos recomienda la creación de un Viceministerio de Educación Superior para asegurar la ejecución de la nueva ley.

Luego de los últimos acontecimientos en las universidades públicas, ¿cómo se vislumbra la implementación de la nueva Ley Universitaria?

No hay mayores problemas en la implementación de la ley. Según datos oficiales, sólo cuatro de las 32 universidades públicas aún no se adecúan. La gran mayoría ya la está incorporando. Me parece que las cosas irán bastante mejor apenas se solucione el problema con las instituciones restantes.

El sector Educación es el que mejores resultados ha logrado en este periodo…

El Gobierno actual ha jugado un papel importante en el desarrollo de la educación superior con aspectos como la Ley Universitaria, la implementación de concursos y la idea de aumentar los sueldos de los docentes de forma meritocrática. El congresista (Daniel) Mora (Zevallos) ha liderado estas iniciativas en el Congreso de la República, pero la participación del Ejecutivo ha sido muy importante.

¿De qué manera la nueva Ley Universitaria aportará a reducir las brechas sociales en el sector Educación?

Aunque la ley no aborda directamente estas políticas universitarias, establece que el Ministerio de Educación (Minedu) las elabore para atender los problemas de desigualdad y así acortar esta brecha, así como la escasez de tecnología e internacionalización. Por su parte, la universidad deberá ofrecer programas de becas y otros incentivos.

¿Cuánto beneficiará a la educación superior contar con más profesores a tiempo completo?

Sé que representa una gran inversión, especialmente para las universidades privadas, pero tiene beneficios muy altos. Toda universidad debe contar con un núcleo mínimo de docentes trabajando a tiempo completo para desarrollar programas de investigación en la comunidad educativa, así como programas de docencia y nuevas didácticas para la enseñanza. Eso se logra cuando se trabaja de forma permanente en un lugar y no cuando un profesor trabaja en tres o cuatro universidades a la vez, a tiempo parcial. Debemos desechar la idea de que la universidad es como una academia. Asimismo, existen instituciones que no te preparan para que seas alguien en tu carrera, sino para que seas emprendedor. El emprendedurismo ha dejado de ser una excepción para volverse la norma en muchas universidades.

*Ahora los docentes universitarios deben contar con una maestría. ¿Este cambio garantizará una mejor enseñanza? *

Esperamos que la Sunedu (Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria) pueda empezar a traer los estándares para licenciar los programas. Así, la oferta de maestrías en el mercado peruano siempre tendrá un mínimo de calidad y evitaremos que se generen maestrías demasiado fáciles, diseñadas solo para cumplir con el requisito de ser profesores.

En su opinión ¿qué se requiere para garantizar una educación de calidad en el nivel superior?

Debería instalarse un sistema que garantice su calidad. En sistemas universitarios como el nuestro, la educación superior empieza a masificarse. Se requieren mecanismos distintos para asegurar su calidad. Que el 20 % de los jóvenes estudien en universidades es totalmente distinto a que estudie el 45%. Se necesita una reorganización de la acreditación que nos permita subir un escalón en la calidad educativa y proveer más información a los jóvenes sobre cómo van las carreras. A su vez, los sistemas y universidades estarán mejor informados sobre los avances en ciencia y tecnología. Así, las universidades podrán realizar auditoría académica, algo que todavía no se hace en el Perú. En ese contexto, aún estamos implementando nuestro sistema de licenciamiento con la Sunedu, y esperamos que pronto se apruebe alguna norma para asegurar el sistema de acreditación.

En las universidades públicas, un número de profesores mayores de 70 años tendrá que dejar las aulas…

La ley dice que cada universidad solo puede contar con un 5 % de docentes mayores de 70 años. La desventaja es que, efectivamente, la mayoría de estos profesores verán disminuidos sus ingresos y no tendrán un trabajo fijo. Así como hay buenos profesores por encima de esta edad, recordemos que también podemos encontrar malos docentes. Por otra parte, hay universidades públicas que tienen muchos profesores por encima de esta edad y algunas privadas que no tienen ninguno. Por eso es muy relativo analizar las estadísticas.

¿Considera que esta medida viola la libertad de empresa?

Probablemente se viole, pero creo que es más importante el derecho a tener una buena educación. Pensar que no puede existir regulación porque prohíbe es una falacia. El Perú se ha acostumbrado a crecer económicamente con una mala educación, y eso tiene un límite. Un crecimiento sin educación no se convierte en desarrollo. Tenemos cientos de universidades y pocos universitarios de buena calidad que puedan sostener este crecimiento económico en que tanto creemos. Se necesita regulación para asegurar las condiciones y el capital humano a largo plazo.

¿Cuán riesgoso es que los estudiantes elijan a sus autoridades?

Sé que es un riesgo, pero no es peor de lo que existía antes. En el sector público, este nivel de populismo por elección directa se observaba al momento de plantear las elecciones colegiales. Este es un nuevo proceso y tenemos que ver cómo funciona. Tiene sus riesgos, pero también sus controles para vigilar que los comités electorales sean los más probos posibles y para que el proceso electoral se desarrolle de la mejor manera. En las elecciones presidenciales observamos mucho populismo, pero es parte de los riesgos que implica optar por un proceso de elección democrático.

¿Cuál es el reto para el actual gobierno en su último año?

Algunos candidatos han anunciado que derogarían la Ley Universitaria. Por ello, el presidente tiene que consolidar esa reforma, así como las políticas de inclusión social que ha implementado. A su vez, debe terminar de convencernos de que la democracia es el mejor sistema posible existente. La transición debe ser buena, que no despierte la idea de que como hay desorden debe venir el orden y el autoritarismo.

¿Cuáles son los principales aspectos que deberá trabajar el próximo Gobierno para impulsar la reforma universitaria?

Se debe impulsar la Ley de Institutos Superiores Técnicos y Tecnológicos, fundamental para mejorar la educación superior, y complementarla con las equivalencias que pueda tener con la Ley Universitaria. En segundo lugar está la Ley de Acreditación, que intenta avanzar en la instalación de sistemas para asegurar la calidad de la enseñanza. Además, debería implementarse un Viceministerio de Educación Superior. Este debería encargarse de las políticas que generen incentivos para acortar las brechas de desigualdad y estimular la ciencia y la tecnología. Estos elementos deberían dar frutos en cinco o seis años.

¿Cuánto se ha incrementado el interés por la educación nacional?

En los últimos cuatro años la educación se ha posicionado en la agenda pública. Hay más actores de otros sectores interesados en el tema educativo y se empieza a generar un sentido común sobre su importancia. Hay que desechar la idea de que es posible crecer económicamente con una mala educación.