Martes, 12 de julio del 2016 CASOS DE ÉXITO

¿Cómo hacer de tu pasión tu profesión?

Descubre la exitosa historia de Paola Ford, Martin Romero y Patricia Yamamoto.

¿Cómo hacer de tu pasión tu profesión?
100 jóvenes en Lima, aproximadamente, participan cada mes de las charlas de orientación vocacional del Ministerio de Trabajo.

Definir qué carrera seguir es, quizás, una de las decisiones más difíciles de la vida. Y es que la profesión elegida será la que desarrollarás toda la vida. Algunos saben desde muy pequeños qué les apasiona; otros, en cambio, lo descubren en el camino. Tres profesionales nos cuentan cómo descubrieron su vocación y consiguieron la sonrisa del éxito.

PAOLA FORD. Dueña y diseñadora de los zapatos LaLaLove

“Siempre tuve una fijación por los zapatos, pero decidí estudiar una carrera convencional, como Publicidad. Trabajé en una agencia durante algún tiempo y no me sentía feliz. Sabía que debía hacer algo distinto, que llene mi vida de emoción. Algo que realmente me apasione. Fue así que decidí tomarme un año para probar todo lo que quisiera. Un año donde no habría error, donde todo lo probado se sumaría a mi experiencia y me diera la oportunidad de conocer el mundo fuera de la agencia, y también de conocerme a mí misma.

En ese proceso de descubrimiento fue cuando tomé consciencia de mi fascinación por los zapatos y el diseño, y resolví diseñar mi primera colección. Pero no se trataría de cualquier zapato. Estos tendrían personalidad, con suela de rayas, de colores fuertes y con la marca de un corazón.

Al principio fue muy duro. Ningún zapatero aceptaba hacerme una muestra porque lo que yo quería era totalmente nuevo. Pero después de varios intentos lo conseguí. Fue increíble: todos los pares fueron vendidos en una semana. Luego, comencé a diseñar y diseñar, inspirándome en objetos de diseño industrial y diseño de interiores, combinando texturas, colores y creando contrastes y puntos focales para lograr piezas únicas.

El comienzo fue muy frustrante. Estuve a punto de abandonar este sueño dos o tres veces, pero no me dejé vencer.* Ahora soy dueña de una tienda en el Jockey Plaza y he participado en la Semana de la Moda en Lima el año pasado*. Y he diversificado. Ya no solamente diseño zapatos, sino también billeteras y hasta carteras. Mis planes no tienen límites, ni mi creatividad tampoco”.

MARTÍN ROMERO. Director comercial de Linio

Desde que tuve acceso a Internet, a fines de los 90, quedé fascinado, pues supe que esta herramienta iba a cambiar al mundo y abrir muchas posibilidades. En ese entonces estaba estudiando la carrera de hotelería y turismo en la New York University y fue allí donde aprendí a diseñar páginas webs.

En mi primer trabajo, que fue en una empresa operadora de turismo de aventura, dediqué gran parte de mi tiempo a potenciar las ventas web. Realmente disfruté mucho encargarme de la estrategia digital y ver los resultados en las ventas. Por eso fue que investigaba y leía todo lo que encontraba sobre el comercio digital. Tuve la suerte de fusionar las dos cosas que me gustaban: el turismo y la parte digital. Fue así que me enamoré de esta forma de hacer negocios.

Hoy, soy director comercial de Linio, una de las empresas de eCommerce más innovadoras en el Perú, que tiene cerca de 300 mil clientes registrados y procesan más de 1.000 transacciones al día. El camino para llegar a esta posición no fue fácil. Me equivoqué mil veces, pero aprendí de mis errores.

Si uno es muy cauteloso por miedo a no cometer errores, entonces no va a tomar ningún riesgo, y sin riesgos no hay retornos interesantes. Hay que saber aprender de los errores y recuperarse rápidamente del fracaso para seguir adelante con más fuerza. Así lo hice y ahora dirijo a un equipo de unas 170 personas. Lo más importante es hacer lo que te gusta, con pasión y con garra.

PATRICIA YAMAMOTO. Dueña del sushibar Hosso, el restaurante fusión Sumito y el restaurante de comida japonesa K’tana

A pesar de que me gustaba mucho cocinar desde niña, tenía en claro que no podía ser itamae (cocinero de cocina japonesa) por el simple hecho de ser mujer. Y es que las creencias japonesas excluyen a las mujeres de esta labor, pues dicen que tenemos las manos muy calientes, que pueden malograr los pescados y mariscos. Por este motivo decidí estudiar sistemas y luego trabajé durante 13 años en un banco, hasta que comenzó la época del boom de la gastronomía peruana.

Comenzaron a aparecer escuelas de cocina. La Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) también abrió una carrera de gastronomía y me dije a mí misma: es tu momento. No me importaron las tradiciones japonesas, ni mucho menos que iba a comenzar desde cero. Quería tener mis propios restaurantes y dejé todo por estudiar lo que le apasionaba.

En base a mucha paciencia y disciplina, terminé de estudiar y comencé a trabajar en pequeños restaurantes. Luego me dediqué a enseñar y en el 2009 abrí mi primer restaurante, K’tana, en el Centro Cultural Peruano Japonés. Luego, posicioné mi segunda marca, Sumito, y ahora he abierto el sushibar Hosso, en Barranco.

Confieso que llegar hasta donde estoy significó transitar por un camino no muy difícil. Estoy totalmente convencida de que cuando algo te apasiona, todas las puertas se te abren. Todavía existen algunos japoneses que me miran mal por estar tras la barra de una cocina, pero no me importa. Lo que me interesa es hacer y vivir de lo que la apasiona, y eso es ser itamae.

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