La atención médica, el tipo de nutrición y el proceso de lactancia materna son esenciales.
Los cuidados del menor desde su nacimiento han variado de manera considerable durante los últimos cinco años. Antes era muy frecuente mantener separado al recién nacido de su madre mientras se realizaban los controles correspondientes de su estado de salud. Ahora, los especialistas mantienen el contacto entre el neonato y la madre a través del cordón umbilical. Así lo indica Abel Salinas, pediatra de la Clínica Internacional.
La lactancia materna es fundamental para impulsar el desarrollo integral del niño durante sus primeros años, y el control de vacunas también es clave en este proceso. La seguridad es otro aspecto que se debe tener en cuenta desde que el niño empieza a interactuar más seguido con su entorno. A partir del noveno mes, los padres deben permitirle jugar en ambientes libres de posibles accidentes.
Walter Nañez, médico pediatra de la Clínica Javier Prado, señala que es necesario seguir los consejos del pediatra para el desarrollo psicológico de sus hijos en los ámbitos intelectual, emocional y de interacción social. “Con estas recomendaciones, el niño definirá aspectos de su personalidad, como la autonomía, la autoestima, la proactividad y la creatividad. También desarrollará resiliencia, que le permitirá sobreponerse a situación adversas durante su vida”.
CONTROLES
Las visitas al pediatra son diarias durante los primeros siete días de vida del niño y mensuales a partir del primer año. Posteriormente, la frecuencia será más prolongada. Durante este proceso, se le monitorea los aspectos nutricionales, biológicos y psicosociales, entre otros.
La alimentación complementaria es gradual e inicia, en los primeros meses, con el consumo de cereales como la kiwicha, ya que posee todos los aminoácidos esenciales que el niño necesita. El sistema nervioso también se beneficiará del consumo de ácidos grasos Omega 3, que están presentes en la leche materna y el pescado. Según Nañez, este alimento puede consumirse desde los siete meses.
Salinas asegura que los bebés pueden comer todo tipo de alimentos a partir de los seis meses de vida, ya sean carnes, frutas o verduras. Lo recomendable es que la comida se aplaste hasta convertirse en papilla, pero sin licuarse para mantener la fibra y evitar el estreñimiento en los infantes. Se aconseja insistir con algunos alimentos que el menor no acepta al primer intento. El objetivo es acostumbrarlo a comer de todo.
A partir de los cuatro años y hasta la adolescencia, es importante mantener una alimentación balanceada. Se debe regular el consumo de comida chatarra y controlar sus horarios de alimentación.