Universitarios formados bajo los lineamientos de la RSU, generarán soluciones a los problemas del país.
En el Perú y el resto de América Latina se evidencian problemas de inequidad, desigualdad y una generación de valor que destruye la naturaleza y atropella los derechos humanos. A través de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU), las instituciones educativas asumen el reto de formar a los futuros líderes, ejecutivos y empresarios para que sean capaces de revertir esta situación.
La RSU nació a inicios del siglo XXI en América Latina, según explica François Vallaeys, responsable de Ética del Centro de Liderazgo, Ética y Responsabilidad Social (CLERS) de la Universidad del Pacífico (UP). Llegó rápidamente al Perú porque era necesario repensar el rol social de la universidad como un sistema de gestión integral de todo lo que hace, desde la compra de papel hasta el diseño de mallas curriculares y líneas de investigación.
Hoy, la RSU se caracteriza por su carácter integral y transversal. Así, la universidad es responsable de lo que enseña y lo que conoce, de cómo se organiza internamente y cómo trata a su propia comunidad y al medioambiente, además de con quién se asocia para trabajar en comunidad. Miaohong Huang Li, vicepresidenta de Responsabilidad Social de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) asegura que la actualización de la Ley Universitaria impulsa a las universidades a formar estudiantes proactivos frente a problemáticas sociales y ambientales.
Es decir, no solamente conocen teorías de grandes estudiosos, sino que viven experiencias de investigación y participación que generan valor para su sociedad. Subraya que una formación con RS permite que los futuros líderes sean éticos y empáticos y, por tanto, siempre tendrán en cuenta los impactos de sus decisiones.
Las comunidades, instituciones y otros actores pueden plantear a las universidades situaciones y necesidades para que estas se involucren de forma colaborativa, pero el eje central debe ser fortalecer y trabajar la ciudadanía democrática y el bien común. Así lo indica Tesania Velázquez, directora de la Dirección Académica de Responsabilidad Social de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Pone como ejemplo la comunidad de Sacsamarca, en Ayacucho, donde una necesidad identificada por sus pobladores era reforzar su identidad cultural. Para ello, se plantearon estrategias que facilitaran la recuperación de su patrimonio simbólico, su historia, conocimientos y rituales. Así, la RSU también permite a los estudiantes contrastar y reformular sus conocimientos en diálogo con la población.
TRES CLAVES
► Dimensiones: La RSU debe mantenerse integrada en la formación de los jóvenes desde tres dimensiones: académica, social y corporativa.
► Preparación: Los alumnos deben recibir contenidos teóricos, filosóficos y científicos que les brinden herramientas para aplicar la RS.
► Práctica Social: Las universidades deben brindar oportunidades para que sus alumnos apliquen lo aprendido al servicio de la sociedad.