Allin Kawsay, Semilleros de Talentos y Ponchilas, son algunas de las iniciativas que prometen mejoras con la sociedad.
En Lima, durante los meses de verano, los termómetros pueden marcar hasta 30° de temperatura, lo que incrementa el consumo de bebidas en botellas de plástico. “Considerando que cada botella puede tardar 500 años en desintegrarse y solo el 4% se recicla formalmente, encontramos la oportunidad para realizar una campaña”, explica Melissa García, gerente adjunto de Asuntos Corporativos y Responsabilidad Social de Pacífico Seguros.
Así nació “Que tu calor de verano abrigue en invierno”, una iniciativa que convertía las botellas recicladas en mantas para las comunidades afectadas por las heladas. Esta campaña dio pie a una alianza con The Coca-Cola Company (San Luis) y Cencosud (Wong y Metro) para un nuevo proyecto: La Ponchila. Se trata de una mochila con poncho para niños de entre 6 y 9 años, hechas a base de 80 botellas de plástico, que además de servirles para guardar sus cuadernos, también los abrigará en su recorrido hacia la escuela.
“El reciclaje no solo ayuda a limpiar nuestro ecosistema, sino que puede convertirse en un camino para contribuir a la solución de problemas claves de nuestra sociedad”, opina Miguel Narváez, jefe de RSE y Sostenibilidad en Cencosud Supermercados.
Contribuir a superar las brechas en la educación en el Perú es uno de los objetivos que dio nacimiento al Semillero de Talentos BCP, un programa que facilita el acceso a educación superior de calidad a jóvenes talentosos con poca disponibilidad económica. “Nos dimos cuenta de la gran cantidad de jóvenes con talento que no puede educarse en las mejores universidades de nuestro país por falta de recursos económicos”, indica Verónica Roca-Rey, Directora Ejecutiva del Patronato BCP.
El programa es muy completo. Los beneficiarios cuentan con una beca que cubre costos académicos, clases de inglés, seguro médico y laptop, además de una manutención mensual (en algunos casos). Asimismo, se les asesora para que se adapten a la vida universitaria y se conviertan en egresados empleables. Finalmente, se busca generarles oportunidades laborales.
En las comunidades altoandinas, gran parte de la población vive y trabaja como minifundista de la papa. Algunos la siembran a altitudes de hasta 4.000 m s.n. m., en condiciones climáticas muy adversas. Sin embargo, no pueden dejar de hacerlo, porque este tubérculo representa su principal fuente de ingreso. Ante este panorama, la empresa química alemana BASF lanzó el programa Allin Kawsay. Su propósito es contribuir a mejorar e incrementar la producción del cultivo de la papa a través de buenas prácticas agrícolas que incorporan tecnología BASF.